Por Sebastián Muzi. Que el hombre no haya prestado atención a los últimos cambios climáticos es una verdad a medias, porque sí ha advertido (la comunidad científica) los riesgos del recalentamiento global.
Pero hay otra comunidad (la política) que aún no encuentra puntos en común y menos soluciones, porque ni la Cumbre en Copenhage ni la de Cancún han generado tanta repercusión como los cables que ha publicado el sitio de Julian Assange.
Esos cables han revelado la opinión de Estados Unidos hacia algunos funcionarios del planeta, han generado crisis políticas en numerosos países y han descubierto cientos de casos de corrupción en todo el mundo. Sin embargo, lo que a nadie le resulta extraño es que también revelaron las divergencias entre las naciones para mitigar las catástrofes de la naturaleza.
En primer lugar, detallan que los norteamericanos manipularon la cumbre para obstruir el acuerdo propuesto por las Naciones Unidas, que instaba a la reducción de gases de efecto invernadero y proponía uno que perjudicaba a China y no garantizaba eliminar las emisiones.
Un cable fechado el 28 de julio de 2009, de Bruselas a Washington, destaca qué países europeos podían ayudar a los intereses estadounidenses en las negociaciones:
¨La UE continúa dividida sobre cómo desarrollará una estrategia de negociación. El Este de Europa apoya mucho más los esfuerzos que ya ha hecho Estados Unidos, y si esos países solidifican su bloque en la UE, podrían ser unos compañeros productivos en la negociación. Mientras Francia y Alemania aprecian los pasos dados por las Administración, siguen pidiendo más¨.
En el mismo sentido, otro de los memorandos señala la oposición de Bolivia para llegar a un acuerdo en Dinamarca: en una charla entre el representante de la Casa Blanca en Cambio Climático, Michael Froman, y su par de la Unión Europea, Connie Hedegaard, hablaron de la tierra de Evo Morales como “país poco constructivo en la lucha contra el calentamiento global”.
Pese a que La Paz prácticamente no genera una gran contaminación de gases, EE.UU. lo ve como un obstáculo para sus intereses, al igual que a Cuba, Venezuela, Ecuador y Nicaragua. Y de la misma manera ocurre con el creciente peso político de países como Brasil, China y la India.
Por otra parte, los cables secretos también dejaron al descubierto las reales intenciones de Arabia Saudita, uno de los históricos aliados de la Casa Blanca: los saudíes temen que acuerdos como el de Copenhage generen menos dependencia del petróleo y desfinancien su estado, por ser uno de los grandes productores de crudo.
Y como si fuera poco, WikiLeaks demostró que la frustración por el fracaso de la Cumbre del Clima estaba también del lado europeo: había decepción por el pacto, enfado con Estados Unidos y China y poca expectativa de que la ONU pueda hacer algo al respecto.
Iberoamérica en Mar del Plata
Como era de esperar, tampoco la ciudad balnearia escapó del escándalo que generó el sitio, ya que si bien la agenda contemplaba analizar la educación de los países socios, la naturaleza de los cables tenían demasiada importancia como para dejarlos pasar.
Ya varios jefes de estado -José Luis Rodriguez Zapatero de España y Hugo Chavez de Venezuela, entre otros- habían anticipado su ausencia a la cumbre, presumiblemente por los efectos colaterales que produjeron las publicaciones confidenciales.
Sólo el presidente de México, Felipe Calderón, quien fue uno de sus participantes, realizó un llamado a sus pares para obtener apoyo político en las negociaciones por el clima, que se están desarrollando en su tierra, Cancún, hasta el 10 de diciembre.
El mandatario ha destacado la aprobación de un fondo verde para el que ya hay comprometidos $28.000 millones de dólares, con el fin de financiar acciones que contrarresten la exposición y la emisión de carbono. Sin embargo, advirtió sobre la necesidad de aplicar estas medidas urgentes.
"Es importante que logremos que grandes países emisores ratifiquen sus compromisos, Estados Unidos incluido. Si los países iberoamericanos empujamos vamos a tener resultados muy importantes. Sino corremos el riesgo de que por querer alcanzar el máximo se pierda todo".
Mientras que en tierra azteca se sigue debatiendo, la Organización Meteorológica Mundial informó en esta sede que el 2010 finalizará entre los tres años más calurososos de la historia, con 0.55º grados más que la media registrada entre 1960-1990.
Tal vez, datos como éstos puedan hacer entender a los gobiernos sobre la importancia de un acuerdo multilateral, resignando los intereses sobre el futuro del planeta. O tal vez tenga razón el presidente del Consejo Europeo, el belga Herman Van Rompuy, quien confesó en otro cable diplomático que Copenhague fue “un desastre increíble” y que ¨las cumbres no funcionarán¨.