La economía de la Argentina, con una crisis financiera internacional, dio lugar a que el crecimiento se estancara por unos meses. En estos días, simultáneamente, se conoció que el país ya registró dos períodos consecutivos de pérdidas por lo cual ingresaría oficialmente en recesión. Así, las expectativas no son las mejores. Los empresarios, por su parte, creen que el 2010 no será mucho mejor, apenas levemente. De empleo, ni hablar.
Y en quienes habitan el suelo argentino, el bolsillo deberá arremangarse y prevenirse ante lo que viene:
Desde enero, el aumento del monotributo, en medicina privada, en las expensas, en los colegios privados, en las tarjetas, en telefonía celular y fija, en el gas, la electicidad, combustibles, en taxis, en los automóviles, en patentes, en las pólizas, en los peajes, en los pasajes de larga distancia, en vuelos de cabotaje, entre tantos otros.
La inflación continuará subiendo al igual que los alimentos. Como se ve, todos son datos negativos. La esperanza es que los salarios crezcan y superen la tasa de inflación, pero la realidad nos abre los ojos: eso no ocurrirá. Por lo tanto, sepámoslo, estemos preparados para un sacrificado 2010.
