Los últimos rumores de la jornada presagiaban que el discurso de Mubarak sería el último en calidad de presidente de Egipto. Las cientos de miles de personas reunidas en una plaza de El Cairo ya presentían el alojamiento del eterno mandatario y un retorno a nuevas esperanzas.
Sin embargo, Mubarak se mantiene firme y aseguró que no aceptará las presiones externas. Además, indicó: "Cumpliré con mis responsabilidades hasta que el poder se transfiera a los ciudadanos elegidos en elecciones justas y libres en septiembre. Voy a proteger la seguridad del país a pesar de esta crisis. Soy conciente que ante un error se debe cambiar. Yo como presidente rectificar los errores cometidos".
Su permanencia en el poder, la cesión de poderes al Vicepresidente y el desconocimiento sobre cómo solucionará la crisis sólo genera mayor repudio y violencia. Las presiones internacionales existen y son cada vez mayores, pero Mubarak resiste. El tema es hasta cuándo.