Finalizó la cumbre de Copenhague. Lo que parecía una de las últimas chances para buscar acuerdos entre los líderes mundiales se tansformó en una lucha de poder e intereses entre los Estados Unidos y países como China, que relegaron a las naciones emergentes. Lo más importante, la reducción de gases de efecto invernadero por cada país, será un asunto inconcluso. Por lo pronto, Estados Unidos destinará 10 mil millones de dólares al año para transferir tecnología a los países emergentes. Parece muy poco ante la gravedad y el compromiso que atañe al mundo respecto del cambio drástico en el clima.
Escuchá el análisis de Sebastián Muzi.
