
Operado en el hospital Brigham and Women de Boston (Massachusetts), el estadounidense había perdido la totalidad de su rostro al toparse con un cable de alta tensión. Luego de una donación, el Ministerio de Defensa le cubrió la cobertura de la operación - con un costo de 300 mil dólares- y Dallas pudo volver a contar con un rostro.
No es el suyo, pero según él, "ya es como si lo fuera". Medicina y tecnología, esta vez, a favor de la humanidad.