Primero, convencía a amigos, famosos e inversionistas que cedían dinero a Madoff para que los invirtiese en algún buen negocio. Luego, obtenía más clientes, con el dinero pagaba los intereses de los anteriores y así sucesivamente. Logró un emporio.
Hoy, está preso por 150 años, y sus bienes serán subastados para recuperar una pequeña parte a los miles de damnificados que estafó. Lo que ayer fue un mundo de dinero y poder, hoy es una celda hasta la eternidad.