Los especialistas temen que se afecte todo el ecosistema de uno de los ríos más importantes del continente europeo. Además, aún sin conocer la real composición química del líquido, prevén que la contaminación en la región sea catastrófica. Las culpas recaerían sobre un error humano en una empresas que, en segundos, cedió su muro de contención, se desintegró y diseminó el lodo de la muerte.