El caso de Italia es digno de diván. El país europeo sufre una severa crisis económica y casi todo el territorio repudia la escandalosa administración de Silvio Berlusconi. Social, política y económicamente, el escenario no reviste mayor análisis. Por ello, la última estrategia del Primer Ministro es forzar las elecciones anticipadas.
Desde el exterior, muchos pueden analizar o no la continuidad política del polémico funcionario, pero entre los italianos el dilema es sencillo: quieren un nuevo mandatario. Son incontables los casos de corrupción, escándalos públicos con jóvenes mujeres y extorsiones políticas. La honradez, en este caso, ha quedado atrás. Hace mucho tiempo.