
Sin embargo, nada parece hacer cambiar la tendencia. Partidos aburridos, empates, victorias y derrotas por la mínima diferencia, pocas chances de gol, poco juego asociado, en definitiva, poco fútbol. Sólo algunas selecciones como la de Holanda, algo de Alemania y Argentina han intentado jugar un fútbol más audaz.
Por el momento, la deuda está pendiente. El fútbol de a poco se transforma en un ejercicio atlético. Sólo pequeñas esperanzas en Messi, Robinho o algún otro pueden devolver la alegría al fútbol.