Quizá dentro de unos meses o el próximo año algún estudio de Hollywood descubra otro interesante negocio mediante una supermega producción sobre la catástrofe nuclear en Japón con, claro está, consecuencias directas en Nueva York. Si bien la noticia forma parte de la grave realidad en Fukushima, el hecho pesa más por su impacto mediático que por sus efectos nocivos.
Los medios de comunicación informaron con énfasis que la radiación nuclear viajó y arribó a la ciudad más famosa del mundo como es la neoyorquina, pero la realidad indica que sólo se detectó una leve cantidad de radiación, por el momento inofensiva para los seres humanos.
Igualmente, la noticia ya fue publicada y el objetivo logrado: susto, temor, rating y audiencia. Mientras tanto, la realidad sólo la viven los japoneses.
