Ayer, en Ecuador se produjo el copamiento del principal cuartel de Quito y del aeropuerto de la ciudad, más otras dependencias. En total, unos 150 policías conel apoyo de la Fuerza Aérea protagonizaron una rebelión policial bajo el argumento de que los recortes impuestos por el Gobierno afectaron los salarios policiales. Inmediatamente, el presidente Rafael Correa se hizo presente en la zona crítica y todo se agravó cuando el mandatario comenzó a ser blanco de gases lacrimógenos y todo tipo de objetos, lo que obligó a una rápida evacuación del Presidente, quien se encontraba con suero en el hospital de Quito.
Los policías rebeldes aseguran que con la nueva ley sus salarios sufrirán un recorte. Sin embargo, desde el Gobierno aseguran que no descontaron nada de los sueldos y que además el actual Ejecutivo fue quien incrementó los salarios policiales de 400 a 1500 dólares.
El objetivo ha sido un claro Golpe de Estado. Correa anunció que habrá una gran purga y reconoció que es imposible de creer que un propio policía intente agredir a su presidente.
Afortunadamente, el Golpe de Estado falló, la democracia mantuvo su poder y toda Latinoamérica festejó la continuidad del Gobierno.
