El día D (British Petroleum)

Medio Ambiente & Política / Por Sebastián Muzi, analista internacional. 

Cuando el presidente estadounidense Barack Obama reciba hoy en su despacho a los ejecutivos de la empresa, se sabrá finalmente qué trasero deberá patear.

La compañía británica ha sido puesta contra las cuerdas por ser "enteramente responsable", por causar la mayor tragedia ecológica de los Estados Unidos, y las presiones y demandas judiciales están a la orden del día, con bajas notables de sus acciones en las bolsas de Londres y Nueva York.

La situación se ha vuelto engorrosa hasta para el gobierno de Gran Bretaña, que teme por los costos en la relación bilateral con su mejor amigo. El portavoz del Departamento de Estado norteamericano, Philip Crowley tuvo que salir a desmentir cualquier tensión entre los dos países, y dijo que BP "es una compañía privada y su compromiso es sobre el impacto de la tragedia, no sobre las relaciones con nuestro aliado más estrecho".

En tanto, el primer ministro inglés David Cameron ha tratado de no inmiscuirse en el tema, pero planea discutir el manejo del derrame con Obama debido al creciente descontento de la población estadounidense hacia su país.

El cambio de estrategia británico se debe más que nada a las intensas presiones a las que se ha visto el nuevo gobernante, ya que diversos sectores políticos le exigieron un mayor compromiso para defender los intereses de la petrolera.

Sin embargo, sea lo que sea que intente el conservador, no alcanzará para dominar el enojo de Washington: en un discurso dirigido ayer desde el Salón Oval, Obama demandó a BP a asumir todos los daños ecológicos y económicos que ha causado a su nación, y la urgió a contener el derrame de crudo lo más pronto posible. 

"Este es el peor desastre ambiental que ha enfrentado el país, y a diferencia de otras catástrofes como los huracanes o las tormentas, los millones de galones de petróleo en el golfo son como una epidemia que vamos a combatir durante meses o quizás años, pero pelearemos el tiempo que sea necesario".

De esta manera, el jefe de estado no sólo respondió a las críticas que ha recibido su gestión, sino que también dejó en claro que el hundimiento de la plataforma Deepwater Horizon puede marcar un antes y un después en la producción de energía.

Por acción

A diferencia de George Bush y su respuesta ante el Huracán Katrina, la Casa Blanca ha tomado las riendas del asunto desde el primer día y "es la principal preocupación" de Obama, quien recorrió varias veces la zona del desastre y dijo que designará a un ¨Zar¨ para que supervise la restauración de la zona afectada.



Este nombramiento puede pasar desapercibido, pero es un cargo clave en el sector: Las regulaciones que tanto ha mencionado fueron presas de la corrupción de varios funcionarios que debían controlar a las petroleras, y que, en muchos casos, eran socios de las mismas.

Esta falta de control condujo a errores como el ocurrido el 20 de abril en la plataforma, y si bien desde la campaña electoral los demócratas han pregonado por un cambio energético, tal vez sea ésta, paradójicamente, la mejor oportunidad.

En primer lugar, el mandatario anunció la creación de una comisión nacional para investigar porqué ocurrió el desastre, y ratificó la prohibición de seis meses para perforar en el mar.

Asimismo, en el encuentro que mantendrá hoy con Carl Henric Svanberg, titular de British Petroleum, Obama le exigirá la creación de un fondo para compensar a los trabajadores y empresas que han sido afectados por el derrame, algo que es muy resistido por el empresario.

Sin embargo, las aguas no bajan tan turbias para el demócrata y en los últimos días también las grandes compañías petroleras han jugado a su favor: algunos directivos de Shell, ExxonMóbil y Chevron han declarado que los esfuerzos de BP por la seguridad de la planta hundida podrían haber sido ser mejores, y que este suceso puede llegar a modificar las normas de exploración.

U omisión
Hasta ahora se han derramado más de 6 millones de barriles, lo que constituye el doble de lo previsto y una pérdida aún mayor que la del "Exxon Valdez", un buque tristemente célebre por haber encallado y contaminado gran parte de Alaska en 1989.

En aquella ocasión, las investigaciones determinaron que una de las causas del accidente fue la negligencia cometida por el Capitán del barco, quien no sólo dejó a cargo a miembros de la tripulación sin el descanso debido, sino que el sistema de navegación estaba en automático.

Obviamente, los juicios contra la empresa se multiplicaron por doquier, reclamando indemnizaciones siderales (5 billones de dólares) pero los bufetes de abogados lograron que los inmensos cargos imputados se redujeran a la mitad.

El Tribunal que abordó la cuestión determinó que una sociedad, en este caso Exxon, no podía ser condenada a indemnizar en concepto de daños punitivos por consecuencia de los actos de sus empleados.

Como extraña coincidencia, en su página web BP hace gala del "código de conducta" que deben tener sus empleados. Tony Hayward, uno de sus principales ejecutivos, afirma: "Nuestra reputación, y por lo tanto nuestro futuro como empresa, depende de que todos nosotros nos responsabilicemos personalmente del comportamiento de BP como empresa, todos los días y en todos los países del mundo".

Si se toma como referencia esta declaración, la compañía británica podría utilizar la misma estrategia legal y mitigar las sentencias que se esperan. Sin embargo, algunos analistas creen que cualquier sanción que se le aplique puede significar un duro golpe para sus arcas, o incluso para su supervivencia, dependiendo de cuánto tarde en contener el derrame. 

Reforma energética

"De la misma forma en que el 11 de setiembre modificó profundamente nuestra visión de nuestras vulnerabilidades y nuestra política exterior, creo que este desastre va a modificar por muchos años nuestra visión sobre el ambiente y la energía".

Esta frase, que recorrió el mundo entero, pertenece nada más ni nada menos que al presidente estadounidense.

Para Barack Obama, el desastre va a modificar las formas de producción de energía, y cree que los días del petróleo barato están contados porque se están acabando las reservas. "Durante décadas no actuamos como debíamos y el camino no fue sólo detenido por las petroleras, sino por falta de valor político. Tomará tiempo, pero hemos tomado medidas para agilizar la producción de energía limpia".

De la misma manera, el presidente sabe que hay otra perspectiva que debe tener en cuenta y es la férrea oposición en muchos lobbystas del oro negro, empezando por los legisladores que apoyan esta industria, ya que una sustitución del crudo podría beneficiar a países enemigos como Irán y Venezuela.  

En definitiva, serán cruciales las próximas semanas para saber si el petróleo puede ser contenido o seguirá emanando libremente del fondo del mar. Y si el día D es como en Normandía, habrá que ver quien llega a la costa primero, porque las balas vienen de todos lados. 

 
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