Es la política, estúpido!

La célebre frase bien puede aplicarse a lo insólito que representa las relaciones humanos o, mejor dicho, las relaciones políticas entre dos funcionarios. Por un lado, Francisco De Narváez; del otro, Mauricio Macri. Uno es diputado y candidato a "algo", y el otro es Jefe de Gobierno y candidato a "presidente".

Ambos hicieron campañas juntos, a través de Unión Pro, unos en la ciudad y otros en la provincia de Buenos Aires. Sin embargo, desde hace un tiempo, cuando comenzaron a coincidir en futuros planes políticos, del amor se pasó al odio. Ayer, De Narváez calificó de "derechoso y bipolar" a Macri, para luego retractarse públicamente.

¿Cuál es el objetivo de agredir y disculpar?¿Es necesario recurrir a impresentables estrategias políticas? Lo único que se demuestra es el papelón de ser político en la Argentina.

 
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