¿Un paso hacia la paz o hacia a la Onu? Por Sebastián Muzi

Brasil logró ayer un histórico acuerdo con Irán para que éste envíe su uranio a Turquía, con el fin de enriquecerlo al 20%.

EE.UU. se mostró escéptico con la jugada y negó que vaya a renunciar a futuras sanciones contra el régimen de Mahmoud Ahmadineyad. Obviamente, a los norteamericanos no les convenía porque le daba oxígeno a los persas para dilatar las negociaciones.

En el mismo sentido se manifestó Israel, incluso con más inquietud, por miedo a que sea sólo una maniobra. Los israelíes desconfían de Ahmadineyad y son poco adeptos a la diplomacia: quieren un ataque preventivo contra las centrales nucleares. De hecho, Dan Menidor, ministro de energía manifestó que ¨No importan los detalles del acuerdo, el plan nuclear debe ser frenado porque Irán juega con el mundo¨ .

Punto para la diplomacia

El presidente de Brasil, Lula Da Silva, se anotó un golazo en su carrera por ser el próximo Secretario General de las Naciones Unidas, cargo para el cual es favorito.

Ante perspectivas escépticas de Estados Unidos (la secretaria de estado Hillary Clinton le dijo días atrás que tenía ¨toda una montaña para escalar¨ si quería establecer un acuerdo con los iraníes.

Sin embargo, el líder carioca cosechó algo que ni siquiera Barack Obama pudo con su mano extendida: lograr un entendimiento con Ahmadineyad para que cambie su postura y ofrezca una salida al diálogo.

Para ello encontró en Recep Erdogan, primer ministro turco, un aliado fundamental para conseguir el objetivo, ya que Turquía es un país de confianza para la República Islámica.



En febrero pasado, el régimen comenzó el enriquecimiento de Uranio al 20%, una etapa que sobrepasa los fines médicos y científicos y que sólo encamina hacia la bomba atómica. Eso, más la negativa de Teherán para que se inspeccionen sus instalaciones (mantiene oculta la planta de Qom y construye un reactor de agua pesada en la ciudad de Arak) aceleró la preocupación de las potencias.

Movidas las fichas de este tablero, Ahmadineyad le pasó la pelota a occidente: ¨Deberían saludar este gran evento y apartarse de las sanciones contra nuestro país¨, dijo emocionado y alzando las manos en señal de triunfo junto a Lula, Celso Amorim (canciller brasileño) y el turco Erdogan.

Por su parte, Francia celebró el hecho pero le bajó los decibeles: funcionarios galos aclararon que todavía falta mucho por hacer, como que Irán responda a las preguntas realizadas por los inspectores de la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA).
Esa advertencia se traduce en más presión económica y política si, pese a este pacto, no resuelve otras cuestiones de fondo: la letra chica dice que la cantidad de Uranio a trasladar a Ankara es aproximadamente 1200 kilos, una cifra que es sólo poco más de la mitad de todas las reservas que Teherán tiene en su territorio.

Pero por el otro lado, si miramos hacia el país del norte, el presidente estadounidense se ve obligado a revaluar su posición: negar un avance en las negociaciones nucleares con Irán significa desconocer las condiciones que él mismo planteó meses atrás, cuando propuso enriquecer el mineral en Francia o Rusia.

Otra de las cuestiones a dilucidar es cómo hará Turquía para realizar ese trabajo, ya que muchos dudan si tiene la capacidad atómica para hacerlo.

Sea como fuere, el éxito de este anuncio cuando todos pronosticaban su fracaso posiciona a Lula como un fuerte candidato para llegar a la ONU, mostrando a Brasil como un nuevo actor en los conflictos internacionales. Y de la misma manera, también es un éxito (y un fracaso para el G-6) que los ayatolá hayan entendido que el mejor camino para la paz es mostrar buena voluntad. 

 
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