Es muy común que en la Argentina las críticas contra el sistema judicial y la Justicia en sí se repitan constantemente. Y más aún si se trata de casos gubernamentales o que relacionan a grandes personalidades de la política. Podríamos citar el caso Menem, hoy libre pese a estar acusado de estafas, corrupción, tráfico y lavado de dinero, entre otras causas. También podríamos citar a los presidentes del último Gobierno de facto, acusados de homicidios de Lesa Humanidad y han demorado décadas en hacer justicia.
Ahora, en España, el famoso juez Baltasar Garzón ha sido procesado por la Justicia por querer investigar los delitos de Lesa Humanidad cometidos en la época del franquismo. Aunque parezca una parodia de la vida real, el magistrado español recibió duras críticas pero, aún peor, fue testigo de cómo el propio Estado español prefirió resguardar su confuso pasado antes que investigar los delitos cometidos.
