
Tal como ocurrió con Grecia, el país verde deberá trasladar gran parte de los errores del sistema financiero en sus propios ciudadanos, que ya comenzaron a manifestar un fuerte rechazo a la decisión oficial.
Lo cierto es que un nuevo país se declara en estado grave, las finanzas no sanan y el propio sistema obliga a un rescate del que, como quienes ya lo han sufrido, es una trampa sin salida.