Un Deja Vu en el Caribe

Analisis internacional. Por Sebastián Muzi.

Otra vez, o mejor dicho, por tercera vez, Venezuela y Colombia han roto sus relaciones poniendo en peligro la estabilidad de la región, y haciendo que la pelea entre Alvaro Uribe y Hugo Chavez no tenga fin ni aún cuando el mandatario colombiano está a punto de dejar la presidencia. 


La escena ya parece repetida, pero cada vez se hace con más virulencia: el ejército venezolano ha sido puesto en máxima alerta para ¨cuidar¨ la frontera, la misma que puso en duda Bogotá por la supuesta presencia de guerrilleros de las FARC en territorio bolivariano.

"No nos queda, por dignidad, más que romper totalmente las relaciones diplomáticas con la hermana República de Colombia", señaló Chávez, en medio de una rueda de prensa que ofrecía para darle la bienvenida al DT de la selección argentina, Diego Armando Maradona.

Inclusive, su canciller, Nicolás Maduro, fue más allá y anunció un ultimátum a la embajada de Colombia para que abandone el país y ordenó el cierre de su delegación en Bogotá.

Inmediatamente comenzaron a sonar los teléfonos de todos los presidentes de la región, en particular los de Kirchner (en carácter de Secretario General de Unasur) Lula Da Silva y Rafael Correa, quien defendió la posición venezolana y acusó a la OEA de no haber hecho nada para evitar este conflicto. 

El canciller ecuatoriano, Ricardo Patiño, acusó al mandamás del organismo, José Miguel Insulza, de no haber actuado en consecuencia y reunir al Consejo Permanente para analizar el conflicto, cuando se le advirtió con anticipación de lo que podía suceder. 


Pese a la inoperancia de esta institución, los líderes latinoamericanos se postulan para tener la llave del diferendo y evitar que la Unión de Naciones Sudamericanas se desangre a poco de comenzar. 

Como mediador principal aparece Lula, que ha puesto paños fríos en numerosas oportunidades a los aires de guerra en la zona, y es uno de los pocos que puede influir en el pensamiento de Hugo Chávez. 

Del otro lado aparece el dominicano Leonel Fernández, que tiene más relación con su parte colombiana, y quien la próxima semana recibirá al sucesor de Uribe, el presidente electo Juan Manuel Santos. 

Por su parte, el ecuatoriano Correa -que mantiene la presidencia pro témpore de UNASUR- también puede llegar a tener un papel relevante por su cercanía al régimen chavista, ya que se trata de una persona con mucha mesura y quien ha sufrido en carne propia lo que es estar en conflicto con su vecino colombiano. 

En tanto, Néstor Kirchner, Secretario General del organismo, está demasiado encolumnado a Caracas como para despegarse y tratar de mediar en la situación, no sólo porque no conoce la realidad latinoamericana y es poco adepto a las relaciones internacionales, sino que tampoco es su cualidad ser un pacificador.  

Pero quiera a o no, su cargo lo obliga a tomar la iniciativa, y anoche analizaba junto a su par de Quito convocar a una reunión de urgencia del bloque. 

Las casualidades no existen, y menos en política

Puede ser cierto que los terroristas de las FARC hayan encontrado al territorio venezolano como una tierra fértil desde donde operar, porque saben –a diferencia de lo ocurrido en Ecuador- que Uribe no se animaría a atacar el suelo de Chávez. 

Pero también es factible que la rotura de relaciones con Colombia sea la respuesta para tapar el escándalo si se llegara a comprobar que las acusaciones son certeras. 

Por eso no es casual que este conflicto emergiera justo cuando uno de los presidentes se va, y el otro pone en riesgo su capital político en las elecciones del 26 de septiembre. 

El todavía jefe de estado Alvaro Uribe no tiene nada que perder, y sea por sugerencia o no de los Estados Unidos, qué mejor que asestar un último golpe a su enemigo si con eso logra bajarle unos puntos en el electorado venezolano. 

De hecho, no sería muy inteligente dejarle a su delfín y sucesor en el cargo, Juan Manuel Santos, una bomba a punto de estallar, y Chávez lo sabe.  

Algunos ven en este conflicto el punto final de una relación para comenzar otra de cero, pero tal vez no es lo que realmente se quiere y la acusación colombiana no sea más que el mismo pensamiento de Uribe y Santos, sólo que es mejor aguantar las balas del chaleco ya puesto antes que ponérselo. 

 
LOS INFORMANTES © 2011 | Designed by A medio Camino, Programa Radio Argentina, Frecuencia Zero FM 92.5