Medio Oriente parece ser una región destinada a conflictos permanentes. La cantidad de muertos que causó la salida de Mubarak de Egipto dio inicio a un efecto cascada en Jordania y ahora Libia. Hoy, en un homenaje a épocas pasadas, los aviones del Ejército bombardearon a los manifestantes opositores causando cientos de muertos.
Se estima en 650 el número de víctimas. Semejante cifra no amedrentó a Kadafi quien en un claro mensaje desafiante organizó una marcha en su apoyo, sin embargo, el único resultado posible es más violencia y más muertes. La crisis social, política y económica se repite tanto en la región como en demás naciones emergentes.
Es cierto que el norte de África está en constante ebullición, pero la violencia y los motivos por el cual reclaman ya se repiten en Oriente y en Occidente. Algo anda mal.