Como si fuera una narración, todo comenzó en Buenos Aires, Argentina, donde apenas iniciado el verano las temperaturas desde hace una semana alcanzan los 40 grados. Sumado esto a la alta humedad, el cóctel es explosivo. Pero más lo es si el suministro eléctrico dejara de funcionar; y así fue.
Las empresas privadas encargadas de proveer energía eléctrica no soportaron el alto consumo. En los últimos cinco años, los argentinos compraron cinco millones de aparatos para refrigerar sus hogares. Lógicamente, ante la falta de inversión de Edenor, Edesur y Edelap, la respuesta fue la misma: cortes simultáneos en numerosos barrios para bajar la demanda y no estallar por los aires.
Como en todo suceso argentino, cuando los cortes de luz desaparezcan, ya nadie va a hacer referencia a los cortes. Pero el problema existe. Así sea en Argentina como en el mundo, la matriz energética es cada vez menos insostenible y la solución aparecerá muy a largo plazo: las energías renovables. Pero esa, es otra historia.
Hoy, las empresas privadas no invierten, deciden ganar más dinero a cambio de ello, y los especialistas recuerdan una y otra vez los mismos conceptos: el sistema no da para más y el conflicto irá en franco aumento.