Hasta el último instante, tanto Jorge Rafael Videla -de impecable voz pese a los años- como Luciano Benjamín Menéndez se encargaron de recordar y reafirmar que su accionar en la década del 70 fue el correcto. En ningún momento manifestaron signos de arrepentimiento, pero por ello pese al paso de las décadas, sólo importa que desde los estrados judiciales cordobeses se impartiera la sentencia más esperada:
Cadena perpetua para ambos y alojamiento en cárceles comunes.
Videla ya fue trasladado a una unidad penitenciaria, mientras que Menéndez se someterá a un examen médico para determinar el destino de su condena perpetua. Ambos, finalmente, cayeron ante la Justicia.
Muchos hubieran deseado el arrepentimiento, pero lo cierto es una cosa: la Justicia dijo presente y los asesinos, recluidos hasta sus últimos días de vida.