Quizá, los puntos suspensivos definan exactamente la situación actual
en la Argentina luego de conocerse la muerte del ex Presidente de la Nación,
Néstor Kirchner. Sobre él, como con varias celebridades, pesaron las condenas
de quienes fueron importantes: o se lo odia o se lo ama. Quizá más o quizá
menos, pero siempre tomando postura sobre si fue o no un buen funcionario.
Los puntos suspensivos, por ejemplo, pierden peso ante los grandes
logros políticos del ex Mandatario, quien por ejemplo asumió la política de
Derechos Humanos como tema de Estado, al punto de retirar un cuadro de unos de
los grandes dictadores del país de la Escuela de Mecánica de la Armada.
Fue quien también logró una mayor redistribución de la renta, aumentó
las jubilaciones en más de una decena de veces, descentralizó el poder de los
medios de comunicación, canceló históricamente la deuda externa con el Fondo
Monetario Internacional, hizo ley el Matrimonio Igualitario, eliminó para
siempre el increíble negocio de las AFJP, llevó las reservas del Banco Central
a altos valores y renovó la Corte Suprema de Justicia, en un acto realmente de gran
valor institucional. Y por último, completó su presidencia con un 75 por ciento
de aprobación popular y un crecimiento económico anual de entre el 7 y el 9 por
ciento.
No son pocos logros, son muchos y valiosos.
Sin embargo, los puntos suspensivos toman fuerza cuando se recuerda la
eterna confrontación política, los casos de corrupción del Gobierno y su
decisiva participación en la política nacional cosechando enemigos y más
enemigos.
Al mismo tiempo, la salud dio sus respectivos avisos. Nadie los escuchó.
Kirchner tampoco. Y lo pagó caro. Sin dudas –sin dudas- sus logros son para
destacar y su gestión para recordar. Pero los últimos tiempos no fueron
felices.
Ahora resta un año de Gobierno y una campaña para las elecciones
presidenciales: veremos cuántos del kirchnerismo se posicionan detrás de la
Presidenta para continuar el modelo o, como suele suceder en política, aguardan
el fin del duelo y comienzan a operar, perdón, a trabajar.