Como siempre, la política es objeto de las más ridículas acciones destinadas a cumplir objetivos por medio de cualquier fin. En otros países más desarrollados, la política es utilizada como gestión pura para los ciudadanos; en cambio, en Argentina es un escalón más para avanzar hacia la acumulación de poder.
Por el lado del Gobierno nacional, es más que seguro que Néstor Kirchner se posicione hacia una candidatura presidencial, aunque aguardarán a ver el desempeño de Cristina Fernández en las encuestas. Entre los amigos del oficialismo, Hugo Moyano buscará un lugar en la Provincia de Buenos Aires; Daniel Scioli es controlado de cerca en la gobernación: Alicia, la hermana de Néstor, comenzará a utilizar el presupuesto de Desarrollo Social para hacer campaña.
En el peronismo disidente, Eduardo Duhalde, Francisco De Narváez, Carlos Reutemann y Felipe Solá negocian quién debe liderar al peronismo federal, pese a que a más de uno le incomoda la cercanía del otro. Mauricio Macri, jefe de Gobierno procesado en la Justicia, quiere ser Presidente del país, pero por fuera del clásico peronismo aunque reconocer que lo necesita.
La otra oposición -la UCR, el GEN, la Coalición Cívica, el Socialismo, Proyecto Sur- analizan una supuesta alianza. Allí dentro, cada partido quiere su candidato: RicardoAlfonsín, Julio Cobos, Hermes Binner, Elisa Carrió, Pino Solanas, entre otros.
Son muchos los nombres. Son pocas las ideas. Lo peor es que esto recién comienza.