Hay algo que irremediablemente no se va a poder detener por mucho tiempo más, y ese algo es la libertad. Tiempos pasados, las costumbres, las tradiciones y los códigos de la vida de entonces obligaban a quienes asumían sentimientos por personas de su mismo sexo, debían recluirse al anonimato o, peor aún, a la clandestinidad.
Sin embargo, el mundo avanzó y las libertades se extendieron hasta donde antes no llegaban. Hoy, dos personas del mismo sexo se aman, como antes, pero en público. Y pese a que a muchos les disgusta la nueva realidad, es algo que ya no se podrá detener mucho tiempo más.
En la ciudad de Buenos Aires dos chicos intentaron casarse en el Registro Civil y, a segundos de lograrlo, un abogado representante de una asociación católica impidió la unión civil. Finalmente se casaron en la provincia de Tierra del Fuego, donde la gobernadora Fabiana Ríos autorizó el casamiento. Luego se sucedieron otros casamientos.
Ahora, dos mujeres de 67 años -Norma y Ramona- decidieron casarse luego de vivir 30 años juntas. La Federación de lesbianas, gays, bisexuales y trans, en la que ambas militan, anunció que se acaban de casar en un registro de la Ciudad de Buenos Aires.
La noticia puede ser llamativa para algunos, repudiada por otros, pero lo cierto es que las libertades individuales van superando todas las barreras posibles. En algún momento, a nadie lo sorprenderá que dos personas se amen y tengan los mismos derechos que las parejas heterosexuales. Se trata de eso; derechos para todos, por igual.