Por Sebastián Muzi
Imaginemos un rato: Corea del Norte ataca a su vecino del sur argumentando supuestas provocaciones. El Sur, obviamente, responde. Algún que otro cohete llega a Japón, que durante 35 años ocupó Pyongyang hasta que los sacaron los soviéticos y los estadounidenses. China, que siempre parece expectante, no puede cerrar los ojos, Corea del Norte es un aliado clave.
Las escenas no son de película, pero se asemejan bastante a los incidentes que han ocurrido en los últimos años, y en particular, de los últimos días, donde los norcoreanos lanzaron más de 200 misiles sobre una isla del sur de la península.
Técnicamente, ambas Coreas aún están en guerra, ya que pese a que en 1953 se firmó el armisticio y se determinó el paralelo 48º como separación definitiva, no cesaron los ataques ni los intentos de recuperar las demarcaciones perdidas.
El secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-Moon, justamente con nacionalidad surcoreana, llamó a la moderación luego de condenar el ataque comunista a la isla de Yeongpyeong, en la cual viven cerca de 1700 personas.
En el mismo sentido, el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov aseguró que hay un ¨peligro colosal¨ y "Es necesario que terminen inmediatamente las agresiones. Las tensiones en la región están creciendo".
En tanto, el portavoz del gobierno chino, Hong Lei, sólo instó a las dos coreas a que "mantengan la calma y la contención¨, exhortándolos a que inicien un diálogo y contactos a la mayor brevedad posible.
En términos diplomáticos estas palabras son correctas, en términos políticos no. El régimen norcoreano nunca aceptó imposiciones de la ONU ni de otros países, ya que a muchas de las sanciones que se le aplican las ¨actos de guerra¨. Y es poco probable que las acepte teniendo en cuenta que tiene a un enemigo como secretario general.
De la misma manera, si bien China no se opone a las maniobras militares conjuntas de Washington y Seúl, descarta con su poder de veto cualquier tipo de sanción en el Consejo de Seguridad para su aliado.
Desde el vamos Beijing es clave para la supervivencia de Corea del Norte, ya que le suministra ayuda y alimentos para su empobrecida población. Pero también lo es por su importancia geoestratégica, saben que son los únicos a los que escucharán.
Deja Vú
Que Corea del Norte extorsione a otros países para obtener ventajas no es ninguna novedad: A las seis semanas de que Bill Clinton asumiera el poder en la Casa Blanca, Pyongyang llamó su atención al declarar que los inspectores del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) estaban bajo las órdenes de la CIA y anunció su retirada del Tratado de No Proliferación Nuclear .
Con ello tenía vía libre para enriquecer uranio con fines militares, amparándose en el mismo reglamento de la OIEA, que valida la investigación de armas nucleares en el caso de que una nación se vea amenazada.
De igual manera, cada vez que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas intentó aplicarle sanciones, los norcoreanos exigían disculpas por avanzar en contra de su derecho soberano, o como sucedió en la década del '90, para que los Estados Unidos retiraran sus ojivas nucleares de la frontera con Seúl.
Y en otra muestra de que ésto se parece más a un juego de ajedrez, Corea del Norte amenazó ayer con agravar la pena de un estadounidense que ingresó ilegalmente a su país si Washington sigue acusándola de haber hundido la corbeta surcoreana, más 65 billones de dólares en compensaciones por seis décadas de hostilidades.
El futuro
Si el norte fuera el sur, seguramente la cordura tendría más posibilidades de ganar en esta contienda, pero lamentablemente, el estilo stalinista y dictatorial de Kim Jong il no hace más que prever más episodios bélicos.
Por eso, cuando George Bush colocó a este país en el ¨Eje del mal¨, quizás haya sido una de las pocas decisiones acertadas que tuvo el mandatario norteamericano. Hoy en día, ni las sanciones de la ONU, ni la presión de la Comunidad Internacional pueden lograr un acuerdo de paz en la región.
Y si se tiene en cuenta el temor de que un país como Irán consiga armas nucleares, Corea del Norte es sencillamente la suma de todos los miedos, porque hoy en día es el máximo candidato a generar una tercera guerra mundial.
Para China, mantener a Corea del Norte como un vecino fuerte es un seguro de vida para su territorio. Pero si quiere evitar, el próximo conflicto, deberá cambiar o ejercer un control más estricto sobre las ambiciones de su vecino.
Casualidad o no, la historia puso esta vez a los chinos contra la espada y la pared, ya que no podrá alinearse como hace 50 años enfrentando a una coalición internacional.