La cita deportiva tenía que ver con un enfrentamiento contra el equipo de la Alcaldía de La Paz, en poder del opositor Movimiento Sin Miedo (MSM). Se trataba de un simple partido de fútbol, protocolar y pintoresco, hasta que sucedió lo insólito. Primero, el Mandatario boliviano recibió una fuerte infracción, pero cuando todo parecía finalizar allí, la sorpresa: Evo Morales reaccionó en un instante del juego y quizá molesto por la agresión sufrida anteriormente, le propinó un rodillazo en los genitales al defensor Daniel Cartagena. La sorpresa fue general.
Quizá fue una devolución contra el Movimiento Sin Miedo, un espacio político opositor al Gobierno.