Sí señores. Viven! Los 33 mineros y los 6 rescatistas están sanos y salvos. Llámese milagro, coordinación o trabajo, pero su rescate a través de la cápsula Fenix los trajo de vuelta a casa y será inolvidable.
Más de 2 meses a 700 metros bajo tierra, con 40º de temperatura, atrapados solo entre rocas, pero con más de 1000 millones de personas en todo el mundo pendientes de cada paso de su ascenso a la superficie.
En cierta medida, tiene parecidos y contrapuestos con la llegada del hombre a la luna, pero si Neil Amstrong dijo: es un pequeño paso para el hombre, pero un gran salto para la humanidad, para los mineros chilenos fueron pasos gigantescos hacia su propia libertad.
Con el rescate de Luis Urzúa, jefe de turno de la mina San José, culminó lo que podría llamarse el salvamento más heroico de la historia. Tal vez, comparable únicamente con la tragedia de los Andes en 1972, donde rugbiers uruguayos cayeron con su avión en plena cordillera y tuvieron que comer carne humana para sobrevivir.
"Espero que esto nunca más nos vuelva a ocurrir... Gracias a todos, gracias a todo Chile y a todas las personas que han cooperado...Me siento orgulloso de ser chileno" fueron las primeras palabras de Urzúa, ¨Capitán¨ de valientes hombres que supieron aguantar la envestida de la naturaleza.
Frente a él, y mirándolo a los ojos se encontraba nada menos que el presidente Sebastián Piñera, quien manejó el timón de la tragedia y hoy el mundo lo felicita por su exitosa labor.
Hay cientos de cámaras, 2000 periodistas, una audiencia mayor que el propio alunizaje del Apollo 11, y esas palabras comprometen al jefe de estado para esforzarse en los controles al sector más productivo de la industria chilena. Sin embargo, también son de felicitación, ya que el éxito del rescate le ha dado un rédito político que no hubiese conseguido de ninguna otra forma posible.
Según informó uno de sus asesores presidenciales, en los primeros días del siniestro Piñera sometió al ministro de Minería, Laurence Golborne, a un ¨batallón de preguntas" para asegurarse que sea la persona indicada para planear el rescate.
Preguntaba "Por qué no era viable un plan de rescate, por qué el otro sí, cuál era más rápido, más lento, cuáles eran las ventajas e inconvenientes de cada uno... Y Golborne nos sorprendió. No dudaba un segundo, tenía respuestas para todo".
Con cada minero salvado, la felicidad del presidente se vislumbraba en todo su rostro. Y ya con el primer minero subido a tierra, Florencio Ávalos, de 31 años y capataz del grupo, se emocionó en un interminable abrazo. A inicios del 2010 el sismo en su país le enseñó a no bajar los brazos y manifestó en ese entonces : "Dijimos que no nos íbamos a rendir y no nos rendimos". Ahora Tampoco..