Desde el exterior, muchos pueden analizar o no la continuidad política del polémico funcionario, pero entre los italianos el dilema es sencillo: quieren un nuevo mandatario. Son incontables los casos de corrupción, escándalos públicos con jóvenes mujeres y extorsiones políticas. La honradez, en este caso, ha quedado atrás. Hace mucho tiempo.